Dos poemas de Margaret Atwood

Orfeo (1)

Caminabas delante de mí,
dejándome atrás, fuera
de la verde luz a la que una vez
le crecieron colmillos y me mató.
Yo iba obediente, pero
atontada como un brazo
dormido; el regreso
al tiempo no era elección mía.
Por entonces, estaba acostumbrada al silencio.
Aunque algo se estiraba entre nosotros
como un suspiro, como una soga:
mi nombre primero
arrastrado, tenso.
Llevabas tu vieja correa
contigo, podrías llamarlo amor,
y tu voz de carne.
Ante tus ojos sostenías firmemente
la imagen de aquello en lo que querías
que me convirtiera: algo con vida otra vez.
Era aquello que esperabas de ti
lo que me hacía seguir.
Yo era tu alucinación, atenta
y floral, y tú me cantabas:
adquiría ya una nueva piel
dentro de la luminosa y nublada mortaja
de mi otro cuerpo, mis manos ya
tenían suciedad y estaba sedienta.
Podía ver sólo el perfil
de tu cabeza y de tus hombros,
negros contra la boca de la cueva,
no podía ver tu rostro
del todo, cuando te diste vuelta
y me llamaste porque ya me perdías. Lo último
que vi de ti fue un óvalo oscuro.
Por más que supiera cómo esta derrota
te lastimaría, tuve
que doblarme como una mariposa gris e irme.
No podrías creer que fui más que tu propio eco.


Orfeo (2)

Siga cantando o no, sabiendo lo que sabe del horror de este mundo:
No ha estado paseando entre praderas
todo este tiempo. Bajó hasta aquí
entre los sin boca, entre los sin dedos, aquellos
cuyos nombres están prohibidos,
aquellos que han sido arrastrados, engullidos entre las piedras grises de la orilla donde nadie
atraviesa el miedo. Aquellos que están con el silencio.
Ha estado tratando de cantar
para revivir al amor otra vez
y ha fallado.
Aún continuará cantando,
en el estadio lleno de muertos que elevan
sus rostros sin ojos para escucharlo;
mientras las rojas flores crecen
y revientan contra la pared.
Le han cortado las manos
y pronto le arrancarán
la cabeza del cuerpo en un solo arrebato
de furioso rechazo.
Él lo tiene previsto. Aún así continuará
cantando, entre aplausos.
Cantar es aplauso
o desafío. El aplauso es desafío.

TEXTOS ORIGINALES, ACA

Comentarios

Entradas populares